VIEJAS IDEAS PARA UN MUNDO NUEVO
En más de una oportunidad a lo largo de estos años vengo compartiendo mi pesar sobre como la debilidad institucional se impone a nivel global. Incluso instituciones encargadas de monitorear los tipos o niveles de democracia están advirtiendo como este sistema, hasta ahora el que asegura más participación ciudadana, algo que claramente es para otro debate, evidencian un impacto negativo producto de la pandemia.
La crisis internacional que emergió como consecuencia de este virus, se hace cada vez más larga, todo esto en una era en la que las sociedades no están dispuestas a esperar, quizás contaminadas de una cultura donde todo debe responderse y resolverse al instante.
Nuestra vida está rodeada de estímulos, impulsos que nos obligan a no poder esperar, nos modificaron la noción del tiempo, y nos lleva, como decía un amigo, a no tener ni siquiera tiempo a esperar que hierva la leche en un jarro. Todo debe ser ya, también la solución a este mal que paraliza al planeta y nos llena la cabeza de dudas y deja a las certezas acorraladas, empequeñecidas.
A un año del comienzo de esta película de ficción, el final esta aun abierto. Quienes se veían como los héroes y salvadores pasaron a convertirse en los perdedores o directamente ya fueron sacados del guion. Pocos parecen tener una respuesta clara a este gigantesco desafío mundial. Incluso ahora debemos hacernos una nueva pregunta, quien está ganando esta maratón? La vacunación o la mutación?.
En un mundo en el que estamos más conectados que comunicados, a esta altura tenemos a la vista un callejón sin salida, sin embargo, como el Titanic seguimos a toda máquina directo hacia el iceberg.
Países considerados de primer mundo y aquellos que no tienen ningún beneficio de aquel mundo mágico comparten situaciones similares. La falta de vacunas, por no tener el recurso, por falta de anticipación, coordinación o porque es muy difícil vacunar a miles de millones al mismo tiempo, hacen que todos los finales de esta película, ya convertida en una serie, deban ser modificados. Obviamente el más claro de los icebergs es la falta de empatía hacia la necesidad del “otro”.
Cuantas vacunas puede aplicarse una misma persona? No más de dos, aseguran los expertos, sin embargo algunas naciones decidieron acaparar varias veces ese número por persona.
El “otro”, invisible desde siempre para muchos, deja en evidencia la estupidez humana en esta nueva crisis. Una nueva oportunidad se nos escapa. Esta crisis global en todos los órdenes es un ejemplo bien sencillo que demuestra que lo que le sucede al prójimo nos sucede a nosotros. El diferente, lejano, enemigo, el que esta “allá” como pocas veces son al mismo tiempo nosotros, un espejo.
Los expertos ya están advirtiendo del peligro de no compartirlas vacunas. No sirve que solo un país o un grupo de países o ciudadanos estén vacunados sino estamos todos con una vacuna en el cuerpo, ya que la mutación puede ganar esta carrera.
El Covid19 muestra una vez más la pequeñez humana dominada bajo la idea constante del “sálvese quien pueda”.